6/17/2009

COMENTARIO por FABIO SALAS

BANDA CONMOCIÓN: “PREGONERO”, CD, AUTOPRODUCCIÓN, 2008. Por FABIO SALAS ZÚÑIGA. Confieso que tuve que escuchar este disco detenidamente un par de veces antes de emitir una opinión debido a un gran problema: la banda Conmoción es ante todo, una propuesta musical para ser apreciada en directo, al calor de la música en vivo. La música de este grupo cobra todo su real vigor y sentido en la ejecución directa y franca con su público. Escuchar un disco entonces de una banda que se define básicamente como un número en directo, obliga a otras consideraciones y otro padrón de medición. Una vez que tuve este asunto en cuenta, lo otro fue escuchar el disco en distintos equipos ya que primeramente lo oí en una radio cd y el resultado fue nefasto, casi como oír una radio AM. Una vez que escuché el disco en mi equipo habitual, entonces sí que pude hacerme una idea de la significación que podría tener esta producción. Pues este es un disco para ser escuchado en equipos grandes, a alto volumen y buena fidelidad. Sólo así se entiende y se percibe por ejemplo la calidad de los arreglos de bronces y la rítmica agitada de este grupo. Mezcla de comparsa circense, banda nortina y con un ligero e indeseable resabio de banda gitana, en el estilo No Smoking Orchestra. Pues es precisamente en el registro nortino y cumbiambero que Conmoción logra sus mejores momentos, incitando a la fiesta y al baile, pero por el contrario, cuando caen en el oportunismo snob de la fuga agitanada, la música del grupo suena forzada, deliberada y maqueteada en extremo. Como ha pasado (con todo el respeto que merecen) con otros grupos chileno zíngaros como La Mano Ajena, o Romería de la Santa Fortuna, totalmente impostados y poco convincentes. Banda Conmoción rescata un sonido desconocido del gran público, y de muchos críticos entre los cuales me incluyo, que es el de las comparsas nortinas, pero con un chileno y pícaro guiño a la sonoridad de las orquestas de circos ambulantes, esto hace que el grupo suene muy chileno aún cuando su insistencia en el cumbión haga de este disco un híbrido donde muchas cosas tienen cabida. En todo caso, la Banda suena bien, con mucho fiato y bastante calce en el solfeo y la ejecución de los temas. No es fácil tocar la música que Conmoción propone ya que exige de los bronces una buena compenetración y afinación para que la cosa suene con el estruendo que el asunto requiere. Pero el conjunto sale airoso de la prueba y consigue que la audición del disco se haga grata y llevadera. No sé cómo funcionaría un disco como éste en el calor etílico de un carrete de fin de semana o de una fiesta de muchas que suelen salir por ahí, pero es cierto que para ser, repito, una banda en vivo, el disco de Banda Conmoción logra entretener y agarrar por momentos niveles de gran dinámica e intensidad. El sonido del álbum es bueno y lo mismo la mezcla, que suena con la fuerza de una grabación monoaural. Mención aparte para la gráfica de las etiquetas, muy lucidas y coloridas en total sintonía con la estética pobretona y populista del grupo. Sin duda que la Banda Conmoción tiene un largo camino por delante y posiblemente lo mejor de su repertorio esté por venir. No sabemos si para cuando ese momento llegue, la música de este conjunto todavía será trasladable al disco pero igual le deseamos éxito a la agrupación por encarar una empresa atípica y que sólo el tiempo consolidará o declinará para dar paso a otras experiencias similares.

COMENTARIO por DAVID PONCE

Banda Conmoción Pregonero Los cerros de Chena supieron hace ya ocho años de lo que era capaz esta banda: capaz de crear conmoción. En ese paisaje de campo al sur de la capital y próximo a San Bernardo se escuchaba en 2002 una canción jaranera llamada "Vagabundo" en las primeras fiestas de este elenco, que en 2001 se independizó de la compañía de teatro Mendicantes con sede en ese lugar y que en 2005 empezó formalmente a tocar en escenarios. Años después, ahora que el carnaval está declarado en Chile, la Conmoción lanza en su primer disco la agitación que nadie más sabe armar en vivo como ellos. Si la mayoría de sus colegas de escenario está tocando cumbia, música gitana o balcánica, este grupo se maneja con eso y más, pero sin baterías, guitarras ni bajos eléctricos. Es una elenco de vientos, con cuatro trompetas, dos saxos, clarinete, trombón y tuba, y con bombo, tambor y platilleros para poner a saltar a la concurrencia, fieles a la formación de una banda de bronces nortina. Eso tiene la Conmoción: todo es percutido o soplado. Nada es enchufado. Y nada es cantado. Todas las letras son del tipo "con este cha cha chá" o "suavecito, mami" que va echando al ruedo el director Cristian Hueo Sanhueza para prender más fuego a la fiesta. La cuna cuna teatral se mantiene viva en lo expresivo de esta música, y con ese fondo van pasando el ritmo boliviano del tinku, el cha cha cha de "Quiéreme", la cumbia de "Pregonero", "Mendigo" y "La piropera", los aires gitanos y balcánicos de "Sueña contenta" y "Moje cipele", e incluso los cruces entre esos mismos ritmos: "Gupa" parece una canción gitana tocada en Jamaica, y "Resiste" es un ritmo del altiplano pero llega a parecer una canción rusa. "Cuanto cuestas, cuánto vales" cierra este disco, grabada en vivo para recordar que el entorno natural del grupo es con público alrededor. Y sí, la fiesta de la Banda Conmoción en vivo es insustituible, pero en el disco es otra experiencia, con los bronces en estéreo por los audífonos y la misma fiesta lista para llevar consigo donde sea. —David Ponce